lunes, 25 de abril de 2016

Renacer


A veces lo olvidas todo. Olvidas comer y caminar, olvidas las calles y los nombres, los rostros asociados a los mismos se desdibujan lentamente. No recuerdas cómo se buscan los números de teléfono en la agenda y no recuerdas tu DNI, ese documento imprescindible. No sientes de la misma forma, y el mundo se percibe distinto.

Entonces, comienzas de nuevo... Vuelves a ser... Recuperas el yo...

De nuevo, la rutina...

lunes, 26 de enero de 2015

Cuando íbamos a "Comernos el mundo"


    "Comerse el mundo"es esa frase surgida de la inocencia o mejor dicho, de la inexperiencia de la vida. Cuando pensaba que nos íbamos a "comer el mundo", no era consciente de lo que es y supongo que en aquel momento, me parecía abarcable. Quiero decir, que pese a que sé que el mundo es más pequeño de lo que pensamos, devorarlo ferozmente es prácticamente imposible, ya que incluso cuando es tu manjar, se trata de un engaño. El mundo siempre lo devuelve, siempre le da la vuelta a esa visión parcial del mismo.

    El mundo es cruel con los que lo han devorado y tiene la extraña tendencia a tomar más de lo que ha dado. Lo que da tiene un precio muy alto y nosotros, débiles criaturas, nos reinventamos mil veces para merendarnos ese mundo que nos rodea. 

    Da igual las veces que nos destruya, lo volvemos a intentar, La diferencia es el objetivo, la parte del mundo deseada, cada vez más pequeña. Puede que me conforme con algo más pequeño y espero que esta vez el mundo me quite algo menos, El problema es que no sé vivir sin desear nada. 

domingo, 26 de octubre de 2014

Encuentros con nuevos desconocidos


Desde que regresé de China, ya hace algo más de un año, me he ido encontrando  con viejos conocidos y conocidas. Ahora los llamo así, pero reconozco que en algún momento de la vida han formado parte de mi agenda de amigos, tal vez no íntimos, pero de aquellos con los que quedabas habitualmente y me he dado cuenta de lo que cambia la gente, incluida yo. 

Reconozco que en algunos casos me he sorprendido y en otros, no. También reconozco que la vida nos ha llevado por caminos diferentes y en muchos casos nos hemos perdido hace años, pero resulta extraño hacer que no conoces a alguien porque percibes que esa persona no se va a parar a saludarte.

Me ha pasado con mucha gente que conocía. Siempre hay sorpresas, un ex que te pide el teléfono y que le agregues al facebook, una amiga que recuperas como si nunca se hubiera marchado; pero son los mínimos. Incluso me ha pasado que alguien a que me había saludado unos meses antes, hace  como que no me ha visto. 

A veces soy yo quien decide no ver a alguien, por evitar una conversión vacía e incómoda, por lo que supongo que los demás lo hacen conmigo por lo mismo. 

Otras veces, cuando se paran y nos saludamos y obviamente, nos preguntamos por la vida, noto cómo me miran mientras me juzgan valorando mi ropa tal vez extravagante, el bolso tal vez demasiado caro o los zapatos incalificables, por no de la cara que vislumbran tras las respuestas. No creo que sea para tanto, yo no les miro raro cuando contestan que se han casado y tienen hijos. Entre medias me juzgan por mi estilo de vida y de vez en cuando pronuncian un "¡cómo vives!"  o un "siempre has sido rara." No sé qué es peor de las dos cosas. En ese momento recuerdo porqué dejamos de quedar y de hacer cosas juntas. De hecho tengo amigos a miles de kilómetros con los que tengo más contacto que con la persona que tengo enfrente. 

Yo, sin embargo, intento no juzgarlas. Cuando me levanto por las mañanas también soy una maruja, antes de embutirme los vaqueros y calzarme los zapatos. Antes de sentarme a escribir o romperme la voz dando clases, marujeo dignamente en mi casa. En parte soy como ellas aunque solo perciben los grandes viajes, la vida en el extranjero, el trabajo de un lado a otro, la ropa... He de decir que es algo que hacen las mujeres, no así los hombres, que generalmente suelen alegrarse de tus éxitos y sentir los fracasos. También veo su mirada de pena, la que me mira y busca lo que ellas tienen y se apiadan de mi porque no tengo un marido o unos hijos. A continuación, pasan a quejarse de sus vidas para no saber más ellas.

Probablemente, la próxima vez que nos encontremos, sea yo quien finja no conocerlas...

martes, 2 de septiembre de 2014

Tras Cincuenta sombras de Grey

Cada uno dedica su verano a lo que buenamente puede, sin embargo, entre viajes y búsquedas, para mí agosto es el mes del Best-seller. Cada verano leo las novelas más vendidas de los últimos años y este, tras mucho resistirme, me he decantado por Grey y sus perversiones y confieso, que pese a no tener una gran calidad literaria,cumple su objetivo: NO PODER DEJAR DE LEERLO. Pero una vez acabado, hay algo que me inquieta y en lo que no dejo de pensar. ¿Por qué les encanta este libro a las mujeres? Creo que es por la historia de amor y por la salvación. A fin de cuentas, simbólicamente cada libro corresponde a varias fases: la oscuridad, la redención y la salvación. Tal vez sea esto por lo que las mujeres leemos el libro. Ahora, lo que me preocupa es la influencia que puede llegar a tener en las mujeres jóvenes y lo que puede suponer. No considero que un hombre como el de la novela sea romántico. Pero este tipo de ficción puede deformar la visión de la realidad y en un mundo en el que las mujeres nos pasamos la vida reivindicando nuestra igualdad y condenando la violencia de género y el machismo que tanto tiempo llevamos combatiendo y que proviene de la tradición. Al leer la novela, me quedo con esta preocupación social y es que muchas chicas piensen que sea un ideal. Con esto no quiero condenar el libro, para nada. Considero que es una novela entretenida y adictiva, el best-seller de la novela erótica. Tal vez sea deformación profesional, pero es algo con lo que me he quedado del libro.

lunes, 2 de junio de 2014

Aquel dulce cuento de hadas

   Cuando se despertó aquel lejano día en el que el mundo estaba cambiando, recordó la lejana noche en la que descubrió que los reyes no eran personajes de los cuentos de hadas y que los príncipes se alojaban más allá de las páginas de sus maravillosos libros. Más tarde, comprendió que los súbditos existían fuera de los libros de historia y que los príncipes ya no iban a caballo. Visualizó esas dos veces en su vida, dos momentos que no habían sido importantes por ella, sino por el príncipe que ya no era azul (sólo es príncipe azul el de La bella durmiente, aunque muchos piensan que también lo era el de Blancanieves) con el que coincidió rodeado de escoltas.

   El día más importante fue aquel en el que pensó que todos los cuentos son mentiras. El rey, que era rey cada Navidad para ella, proclamó que dejaba de serlo. Dejaba de ser lo que siempre había sido. La súbdita que descubrió gracias a él que los reyes existían, pensó que habría otro nuevo rey, aquel que fue príncipe y que tal vez, habría que descubrirlo para empezar a escribir otro cuento de hadas.

   Otra posibilidad sería escribir un libro de historia...

miércoles, 16 de abril de 2014

martes, 11 de marzo de 2014

11 de marzo de 2014


Hoy vuelve a ser 11 de marzo y como cada año, desde hace ya una década, este día vuelve como la maldición que fue. Nunca nos deja y su memoria persiste, es imposible olvidar o borrar ese día. La imágenes, las voces, las sirenas... Todo ese dolor y miedo se han quedado entre nosotros, nos acompañan cada día, pero intentamos pensar en ello sólo una vez al año.

Cada 11 de marzo, recuerdo y escucho las mismas palabras, "todos íbamos en esos trenes", pero en realidad, unos más que otros. Ahora pienso que tuve suerte de no estar aquel día en Atocha y sé que fue suerte compartida.

Sin embrago, hace diez años ya que no duermo tranquila, que no confío en lo que me rodea, que no considero una exageración cualquier medida de seguridad que me roba libertades. Hace diez años que no confío en el sistema y que soy consciente de que el mundo me engaña... Hace diez años que el mundo me cambió... Supongo que en realidad, hace diez años que el mundo nos cambió.